LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
(1939-1945)
Introducción: La Segunda Guerra Mundial
superó claramente a la Primera
Guerra,
tanto por la duración y la intensidad de los combates como por las pérdidas
humanas y los recursos que se utilizaron: participaron 72 Estados, fueron
movilizados 110 millones de hombres, el coste económico de la guerra fue
cuantiosísimo y hubo más de 40 millones de muertos.
El
norte de China, Japón y Europa quedaron devastados y su equipamiento
industrial, ferroviario, portuario y viario quedó muy maltrecho. Además, la
Segunda Guerra Mundial tuvo una extensión realmente mundial, ya que se combatió
en casi todos los continentes (Europa, Asia, África y Oceanía) y en todos los
océanos.
En
el terreno armamentístico, las grandes potencias enfrentadas perfeccionaron y
pusieron a punto instrumentos de ataque suficientemente terribles como para
destruir a toda la Humanidad. La aparición de las grandes unidades blindadas,
la utilización de los submarinos, de los portaaviones, de los misiles
antiaéreos, del radar y de la aviación como recurso habitual para el transporte
de tropas y para los bombardeos sobre la población civil, hicieron de este
conflicto una verdadera carrera hacia a destrucción. Finalmente, la explosión
de la primera bomba nuclear marcó un hito en la historia del miedo atómico, al
demostrar que era posible destruir la humanidad.
La
mayoría de los problemas que llevaron a la S.G.M. fueron conflictos que no se
habían resuelto en la P.G.M. o que tenían origen en ella. La humillación de
Alemania en el Tratado de Versalles, la crisis económica de los años 30 y el
ascenso al poder del nazismo provocaron en este país un sentimiento de revancha
que culminó en una actitud agresiva hacia el resto de Europa.
Esta
guerra que estalló en 1939 fue el segundo conflicto que, iniciado en Europa,
llegó a convertirse en una “guerra total”, porque directamente incluyó a países
de otros continentes e influyó indirectamente en los aspectos políticos,
sociales y económicos en el resto del mundo, de manera similar como sucediera
con el enfrentamiento armado de 1914.
Pero
a diferencia de éste, la Segunda Guerra Mundial fue un conflicto de escala
mucho más grande y de mayor duración, que se propagó a territorios más extensos
y llegó a ser más cruel e implacable. En su origen, aparte de la rivalidad
internacional inherente a todo conflicto de esta naturaleza, intervinieron otros
factores relacionados con los eventos ocurridos en el mundo durante los veinte
años del periodo de entreguerras.
Causas
o Factores de origen del Conflicto: En primer lugar, la Segunda Guerra Mundial
surgió en función del enfrentamiento entre ideologías que amparaban sistemas
político—económicos opuestos. A diferencia de la guerra anterior, enmarcada en
un solo sistema predominante —el liberalismo capitalista, común a los dos
bandos—, en el segundo conflicto mundial se enfrentaron tres ideologías contrarias:
el liberalismo democrático, el
nazi—fascismo y el comunismo soviético. Estos dos últimos sistemas, no obstante ser
contrarios entre sí, tenían en común la organización del Estado fuerte y
totalitario y el culto a la personalidad de un líder carismático,
características opuestas al liberalismo que postula la democracia como forma de
gobierno y la libertad e igualdad de los individuos como forma de sociedad.
En segundo lugar estaban los problemas étnicos
que, presentes desde siglos atrás, se fueron haciendo más graves al llevarse a
efecto las modificaciones fronterizas creadas por el Tratado de Versalles, que
afectaron negativamente sobre todo a Alemania y a Austria —naciones pobladas
por germanos— y redujeron de manera considerable sus territorios.
Este
hecho fue determinante para difundir en esos pueblos el sentimiento de
superioridad de la raza germana —identificada por Adolfo Hitler como “raza
aria” de acuerdo con una idea desarrollada en la filosofía alemana del siglo
XIX— frente a los grupos raciales, principalmente los judíos que controlaban la
economía capitalista, y quienes, según la perspectiva de los nazis, habían
dividido a los pueblos germanos e interrumpido su desarrollo económico.
Por
otra parte, la insistencia de Hitler por evitar el cumplimiento del Tratado
de Versalles provocó diferentes reacciones entre los países
vencedores: Francia, que temía una nueva agresión de Alemania, quería evitar a
toda costa que resurgiera el poderío bélico de la nación vecina. En cambio, el
gobierno británico y el de Estados Unidos subestimaban el peligro que el rearme
alemán representaba para la seguridad colectiva; consideraban que el Tratado de
Versalles había sido demasiado injusto, y veían con simpatía la tendencia
anticomunista adoptada por la Alemania nazi, porque podría significar una
barrera capaz de detener el expansionismo soviético hacia Europa, calificado
entonces por las democracias occidentales como un peligro mayor y mucho más grave
que el propio nazismo. A causa de ese temor al comunismo, el gobierno británico
adoptó una política de “apaciguamiento” respecto al expansionismo alemán, bajo
la idea de que al hacer concesiones a Hitler podría evitarse una nueva
guerra y se obtendría, además, su colaboración contra el peligro soviético.
En tercer lugar, en la década de los años
treinta la situación del mundo era muy distinta a la de 1914. Aparte de los
trastornos ocasionados por la crisis económica iniciada en Estados Unidos, aún
persistían los efectos devastadores de la Primera Guerra Mundial, que había
producido una enorme transformación en todos los ámbitos de la vida humana y
originado grandes crisis en prácticamente todos los países de la Tierra.
Además, la secuela de tensiones internacionales que ese conflicto produjo,
preparaban el camino para una nueva guerra, no obstante los intentos de la
Sociedad de Naciones por evitarla. Por esta razón, puede decirse que la Segunda
Guerra Mundial se originó directamente de la Primera; de ahí que ambos
conflictos, enlazados por el periodo de entreguerras, constituyan lo que se
considera como la “Segunda Guerra de los Treinta Años” en la historia moderna
de la humanidad.
La
crisis económica de la década de 1930 había estimulado a Japón a sustituir a
Europa en el Lejano Oriente y a construir lo que ellos mismos llamaban «la gran
Asia Oriental«, dominada por el nuevo orden japonés. Así, Japón inició una
política expansionista que tenía un doble objetivo. Por un lado, controlar
territorios para extraer materias primas y dominar sus exportaciones, y, por
otro, reabsorber la crisis industrial mediante los encargos de armamento. La
expansión «pacífica» de los años veinte se convirtió en la década de los
treinta en expansión militar, que se inició en 1931 con la invasión de
Manchuria, que se convirtió en Manchukuo, un estado satélite del Japón. La
guerra en el Lejano Oriente comenzó, en realidad, en 1937, cuando se generalizó
el conflicto chino japonés, y tuvo su momento decisivo en 1941, con el ataque a
la base norte-americana de Pearl Harbour.
A
semejanza de la Primera Guerra Mundial, la Segunda se presenta en dos fases:
a) desde 1939 a 1941 cuando se
desarrolla fundamentalmente en Europa y muestra una orientación favorable a las
potencias del Eje;
b) desde 1942 a 1945,
cuando la guerra adquiere dimensiones mundiales y paulatinamente pasa a ser
favorables a los países aliados encabezados por Gran Bretaña, EE.UU. y URSS.
Stalin se une a Hitler
Hitler
invadió Polonia para abrirse paso hacia la Unión Soviética, pero lo hizo sólo
después de intentar neutralizar a los polacos a través de negociaciones. En
marzo de 1939, se ofreció para protegerlos de los soviéticos a cambio de la
devolución de Danzig (actualmente Gdánsk), separada de Alemania al final de la
Primera Guerra Mundial. Sin embargo, Polonia, desconfiando de sus dos poderosos
vecinos, aceptó una oferta de defensa de Gran Bretaña.
Hitler
se enojó. Siempre había contado con el consentimiento de Londres en sus planes
contra la Unión Soviética. Cuando los británicos establecieron el servicio
militar obligatorio se dio cuenta de que debía atacarlos para poder conquistar
la URSS. Pero primero quería utilizarla contra Polonia. Tras revocar sus
tratados de 1935 con Polonia y Gran Bretaña, envió al ministro de Asuntos
Exteriores, Joachim von Ribbentrop, a Moscú. Stalin, inseguro acerca de la
ayuda de Occidente en caso de un ataque alemán, llegó a un acuerdo con Hitler.
El líder soviético demostró su ansia de entendimiento al destituir a su
ministro de Asuntos Exteriores, un judío. El 23 de agosto el nuevo ministro,
Vyacheslav Molotov, se citó con Von Ribbentrop y firmaron un pacto de no agresión
ante la sorpresa del mundo, que consideraba al fascismo y al comunismo como
enemigos irreconciliables. La entrada en vigencia del protocolo secreto del
tratado causó una sorpresa todavía mayor: en el caso de una «transformación
territorial y política» en la región, los alemanes y los soviéticos se
repartirían el este de Europa.
Hitler
inició esa transformación unos días más tarde. Cuando culminó, la URSS había
obtenido los prometidos dos tercios de Polonia como una zona tapón contra la
invasión. Mientras, Alemania contaba con una plataforma de lanzamiento para
este mismo propósito.
El Pacto de Acero
Benito
Mussolini se sintió humillado por la victoria sin sangre de Hitler sobre los
checos. Sin disparar un solo tiro, su «alumno» lo había superado como conquistador.
Deseoso de ponerse a su altura, el Duce decidió la anexión
Ligados por el pacto, soldados Italianos y alemanes conversan en Tirana
(Albania).
de
Albania (sobre la que Italia ejercía un dominio de hecho desde 1934). Sin
embargo, la campaña, lejos de ser gloriosa, llevó a Mussolini a una condición
todavía más servil hacia el Führer al firmar el tratado de 1939 que Hitler
llamó el Pacto de Acero.
El
7 de abril empezó la invasión en forma completamente desorganizada. En vez de
entrar en primer lugar en la capital, Tirana, los comandantes italianos se
detuvieron a negociar con enviados del
rey Zog de Albania. Mientras, éste huyó a Grecia, se abrieron las prisiones de
Tirana y una multitud saqueó la ciudad. El Consulado italiano envió una llamada
de socorro a Roma, que no sirvió de nada.
A
pesar de la incompetencia de los invasores y de su falta de equipamiento, los
italianos superaron a una resistencia desorganizada. El 16 de abril, el país se
convirtió en una provincia de Italia. Gran Bretaña protestó y Alemania felicitó
al Duce. Convencido de que el Führer era imparable, Mussolini aceptó firmar una
alianza formal.
SÍNTESIS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (1939-1945)
Segunda Guerra Mundial: En 1935, Hitler anuló las restricciones
impuestas por los aliados y reanudó el rearme de Alemania. Lo hizo dirigido por
un grupo de hábiles estrategos, creadores de una nueva forma de guerra: la blitzkrieg (guerra relámpago). Consistía en la ruptura del frente de
combate en un punto, seguida por un avance fulminante.
El éxito del ataque —precedido por bombardeos en
picada de gran precisión— se debía al empleo masivo de tanques. La artillería
autopropulsada y la infantería, compuesta en parte por motociclistas,
progresaban con gran rapidez, sostenidas por tropas aerotransportadas a puntos
clave de la retaguardia del enemigo. Confiado en esta superioridad, Hitler
emprendió una política cada vez más audaz, aprovechando el temor de las
naciones occidentales frente al comunismo, y favorecido por sus divergencias y
dificultades internas y por el franco apoyo de Mussolini, con quien formó el llamado “Eje Roma-Berlín”.
En 1938 anexó Austria y reclamó la inmediata
entrega de los Súdeles, poblaciones checoslovacas de raza germánica. En la
entrevista de Munich, el 29 de septiembre de 1938, el ministro inglés, Neville Chamberlain, y el francés, Eduardo Daladier, consintieron la cesión. Poco después,
los nazis ocuparon el resto de Checoslovaquia. El Tratado de
Versalles creó en 1919, la ciudad libre de Danzig, separándola de Alemania. Poco después Polonia obtuvo una salida
al mar Báltico a través del llamado “corredor polaco”. En 1939, Hitler exigió la reincorporación de ambos.
Hitler firmó en noviembre un “pacto de neutralidad”
con el dictador ruso Stalin, que en la práctica lo autorizaba a proceder con
“mano libre” en Polonia. Seguros se trasladó de
que tampoco esta vez Francia e Inglaterra se moverían, los nazis cruzaron la frontera
polaca el 1° de septiembre de 1939. Gran Bretaña y Francia, garantes de la
independencia de ese país, se vieron obligados a declarar la guerra Polonia fue
conquistada en pocas semanas, hasta una línea divisoria acordada con Rusia, que
ocupo la otra parte. Los rusos también se anexaron los estados bálticos:
Estonia, Letonia y Lituania y rectificaron en su favor la frontera con
Finlandia, al cabo de una breve guerra.
Inglaterra y Francia no estaban convenientemente
preparadas para oponerse. Francia confiaba en su defensa y había invertido la
mayor parte de su presupuesto militar en la construcción de la línea Maginot, cadena de fortificaciones en su
frontera con Alemania. En la primavera de 1940, los germanos ocuparon sin
resistencia Dinamarca y Noruega. Luego invadieron Holanda y Bélgica, repitiendo
!a maniobra de flanqueo de las fortificaciones francesas realizada en 1914.
La invasión de Bélgica originó un avance
franco-inglés para contenerla, pero no lo consiguió. La blitzkrieg abrió una amplia brecha
encerrando a una parte de sus adversarios en el puerto de Dunkerke. Desde allí la mayoría pudo embarcarse a Inglaterra,
aunque con grandes pérdidas. Simultáneamente, las tropas alemanas entraban en
Francia y ocupaban París, el 14 de junio.
Tres días después el mariscal Petain firmaba el armisticio. Francia quedó
dividida en dos partes: la del norte y del oeste ocupada por los invasores, y
la otra, con capital en Vichy, bajo el gobierno de Petain, que fue sujeta a un
severo control nazi. Muchos franceses resistieron el dominio alemán en ambas
zonas, alentados desde Inglaterra por el general Charles De
Gaulle.
Italia, hasta entonces neutral, entró en la guerra
junto a Alemania en junio de 1940 y ocupó algunas porciones fronterizas de Francia;
atacó también a Grecia, con poca suerte. Intervino entonces el ejército alemán,
que ocupó Rumania, Yugoslavia, Bulgaria y derrotó a los griegos.
Los nazis planearon la invasión de Gran
Bretaña,\entonces su único oponente. La precedieron con intensos e
ininterrumpidos bombardeos aéreos, que se prolongaron desde agosto de 1940 a
junio de 1,941, cuando la aviación inglesa logró contenerlos, después de casi
un año de lucha. El pueblo inglés, que había atravesado esta dura prueba bajo
la guía de su primer ministro Winston Churchill, demostró
un valor y una disciplina extraordinarios.
Recibió importante ayuda militar de los Estados
Unidos. La conversión de las industrias de este país, de la producción
comercial a la bélica, se hizo con sorprendente celeridad. Gran cantidad de
aviones y tanques partieron directamente de las líneas de montaje al lugar de
la lucha. Un nuevo proceso de construcción naval, puesto en práctica por el
industrial Henry Kaiser, permitió la construcción acelerada de
los barcos (modelo llamado Liberty) necesarios para el continuo cruce del
Atlántico.
Alemania estaba preparada para cortar esa vital
ruta. Contaba para ello con una importante flota de submarinos y acorazados
rápidos. Los navíos mercantes efectuaron la travesía en grupos (convoyes) con
fuerte protección. A pesar de las pérdidas, cumplieron su objetivo.
Los nazis explotaron al máximo los recursos de los
territorios ocupados, en apoyo de su esfuerzo bélico. En los países agredidos
se constituyeron movimientos clandestinos de resistencia, dedicados al
espionaje y al hostigamiento.
A fines de 1940, tropas italianas acantonadas en su
colonia de Libia, invadieron el protectorado inglés de Egipto para cortar el canal
de Suez, vital ruta de abastecimiento de combustibles para los aliados, pero
fueron rechazados. A principios de 1941, Alemania necesitó comprometer tropas
en este frente: el Afrika Korps, al mando del general Rommel, sostuvo una guerra de
Tras varias campañas con éxitos de ambas partes, y
con la intervención de los norteamericanos vehículos blindados en el desierto,
enfrentando a los ejércitos del mariscal inglés Montgomery.,
entrados francamente en guerra, los ingleses alcanzaron en El Alamein(octubre de 1942) una victoria
decisiva. En noviembre, una expedición norteamericana desembarcó en Marruecos y
Argelia, y avanzó hacia Túnez. Encerrados allí los Ítalo-alemanes debieron
rendirse.
Dejando sin efecto su pacto con Rusia, Hitler la
invadió el 22 de Junio de 1941. La blitzkrieg llevó rápidamente sus tropas a las puertas de Moscú
y de Leningrado, donde obtuvieron importantes victorias en las batallas de Smolensk y Minsk. Su
propósito era quebrar la defensa antes de la llegada del crudo invierno soviético.
Entonces se agravaría el problema de la desmesurada extensión de sus líneas de
abastecimiento (superior a los 1 300 kilómetros), causa que precipitó la
derrota de Napoleón en 1812.
Con ese fin los rusos, en su retirada destruían
cuanto pudiera ser utilizado por los invasores (táctica de tierra arrasada). La
denodada resistencia rusa contuvo el avance alemán, cuyas tropas sufrieron un
gran desgaste durante el invierno. Los aliados enviaron importantes cantidades
de armas, municiones y vehículos en convoyes que, desafiando a los submarinos,
las transportaron a lo largo de la costa de Noruega, hasta puertos rusos en el
mar Ártico.
En 1942 los alemanes concentraron su ofensiva en el
sudeste, procurando conservar la región petrolera rusa, pero sufrieron un
aplastante derrota en la batalla de Stalingrado.
LA Guerra en EL PACIFICO
La magnitud del conflicto se hizo gigantesca con el
ataque sorpresivo de la aviación japonesa a la escuadra norteamericana anclada
en Pearl
Harbour (base
naval de las islas Hawaii), dejándola prácticamente destruida (7 de
diciembre de 1941). Un ataque similar realizado pocos días después en el golfo
de Siam dio cuenta de la flota
británica en el Pacífico.
Asegurado el dominio del mar, las tropas japonesas
ocuparon Filipinas, Birmania, Indonesia, Nueva Guinea, los importantes puertos
de Singapur y Hong Kong y se aprestaron a la invasión de Australia.
Ante la imposibilidad de reparar en breve plazo los
grandes acorazados cuyos cañones de largo alcance eran tradicionalmente la base
del poder ofensivo, los norteamericanos idearon un nuevo tipo de guerra naval,
basado en el uso de portaaviones (muchos de ellos barcos mercantes adaptados).
De esta forma pudieron atacar a la flota japonesa desde posiciones fuera del
alcance de tiro de la misma.
Obtuvieron así grandes victorias en las batallas
navales de Midway, Mar del Coral y Leyte, reconquistando el dominio del mar y estableciendo
el del aire. La estrategia norteamericana se basó entonces en la conquista de
un rosario de islas que los llevaría directamente a las costas japonesas. En
cada una encontraron enconada resistencia. Las fuerzas, al mando del general Douglas Mac
Arthur, ocuparon así, las islas de Guadalcanal, Guam, Iwo Shima y Okinawa, entre otras (1943 a 1945).
Los japoneses sufrieron el ataque de los británicos
que reconquistaron Birmania en 1944, y se replegaron en China ante la ofensiva
del generalísimo Chang-Kai-Shek; los norteamericanos los
desalojaron de Nueva Guinea y Filipinas.
En África, luego de reconquistar Túnez, las fuerzas
aliada ocuparon Sicilia, en julio de 1943; luego desembarcaron al sur de
Nápoles. Producida la renuncia de Mussolíni,
Italia se retiró de la guerra y fue inmediatamente ocupada por los alemanes.
Siguió una lucha,’tenaz a lo largo de la Península, a /medida que los aliados
avanzaban hacia el norte.
El 6 de junio de 1944 un poderoso ejército
norteamericano estacionado en Inglaterra, unido a otras fuerzas aliadas,
desembarcó en la costa francesa de Normandía. Fue
la operación de ese tipo más grande de la Historia, en la que operaron más de
dos millones de hombres y enormes cantidades de equipos pesados, artillería y
tanques, movilizados por buques de desembarco especialmente diseñados y puertos
flotantes remolcados desde Inglaterra. Esta operación, fue planeada y dirigida
por el general Dwight
Eisenhower.
Capturado el puerto de Cherburgo, los aliados entraron en París el 25 de agosto. El general Charles De Gaulle asumió el gobierno de la Francia
liberada, mientras el avance seguía hacia Bélgica y Holanda. El’15 de agosto,
más fuerzas francesas y norteamericanas desembarcaron en el sur de Francia y
progresaron a lo largo del valle del Ródano.
En 1943, los rusos tomaron entonces la iniciativa y
la mantuvieron hasta el fin de la campaña. Su sostenido avance los llevó
finalmente hasta la ciudad de Berlín. Sus ejércitos llegaron a superar diez
millones de combatientes.
A partir de 1943, la aviación aliada emprendió
continuados bombardeos de “saturación” contra puntos estratégicos y centros
industriales. Miles de toneladas de bombas arrasaron ciudades enteras; vencidos
en todos los frentes, los alemanes retrocedieron hasta sus propias fronteras.
Calculaban resistir el tiempo suficiente para
utilizar una nueva arma: los proyectiles guiados (llamados bombas voladoras
V1 y V2),
capaces de cambiar el curso de la guerra, porque eran dirigidas matemáticamente
a blancos fijados. Londres fue intensamente bombardeada. A fines de 1944, y con
el objeto de retardar el avance aliado, los alemanes lanzaron, desde la región
de las Ardennes (Luxemburgo y noreste de Francia) una
importante contraofensiva, pero fueron rechazados.
Los aliados avanzaron entonces en tres columnas:
inglesa al norte, norteamericana en el centro y francesa al sur, penetrando en
Alemania. Los soviéticos, por su parte, anticiparon el ataque a Berlín y la
ocuparon el 2 de mayo de 1945. Ese día, Hitler, encerrado en un “bunker”
(recinto fuertemente fortificado) se suicidó para esquivar la humillación de su
inminente captura; a esto sucedió la rendición incondicional germana, el 7 de
mayo.
En el Pacífico, la guerra duró cuatro meses más. Los aliados comunicaron al
Japón poseer una “bomba atómica” de aterrador poder, intimándole la
rendición. Ante una desdeñosa negativa, el presidente norteamericano HarryTruman, que sucedió a Roosevelt por el fallecimiento de éste, dio la orden. Una
bomba fue lanzada el 6 de agosto sobre la populosa ciudad de Hiroshima,
dejándola totalmente destruida; tres días después, cayó otra sobre el
importante puerto de Nagasaki. El 14 de agosto, Japón aceptó
una paz “sin condiciones”.
Las conferencias de Yalta y Postdam, celebradas por los máximos dirigentes
aliados (Roosevelt, Churchill y Stalin), decidieron la suerte de los
vencidos. Tanto Alemania como Austria y la ciudad de Berlín quedaron divididas
cada una en cuatro zonas de ocupación a cargo de la Unión Soviética, los
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, respectivamente.
Austria logró más tarde su indo pendencia. Alemania
fue dividida en la República Federal Alemana (al oeste) y la República
Democrática Alemana (comunista, al este). Prusia oriental fue separada del Reich y repartida entre Rusia al norte y Polonia al sur, con el
importante puerto de Danzig.
Francia recuperó Alsacia y Lorena; Italia debió ceder Trieste y la zona circundante del
litoral Adriático a Yugoslavia, y a Grecia las islas del Dodecaneso.
Rusia anexó las naciones bálticas: Estonia, Letonia
y Lituania y territorios de Polonia, Hungría y Finlandia.
Japón fue despojado de sus posesiones de ultramar, entregó a Rusia la parte sur
de la isla de Shakalin y las islas Kuriles y cesó en sus pretensiones de
ocupar la importante isla de Formosa, que había conquistado.
Consecuencias de la Segunda
Guerra: En
la última fase de la guerra, Estados Unidos y la Unión Soviética pasan a
ejercer el papel predominante, formándose dos bloques encabezados por ellos.
Estados Unidos, que ya desde antes de la guerra era la primera potencia
económica mundial, se consolidó como tal. Europa quedó muy debilitada del
conflicto y estaba arruinada por la guerra. Estados Unidos se convirtió,
además, en la primera potencia militar mundial gracias al esfuerzo bélico
realizado. A partir de entonces asumiría la función de defensor de los valores
de la civilización occidental, sustituyendo a Gran Bretaña en su papel de
gendarme mundial.
La Unión Soviética, a pesar de las grandes pérdidas
materiales y humanas que sufrió por el conflicto, salió muy fortalecida. El
campo socialista se extendió a los países de Europa central y oriental, y la
Unión Soviética se convirtió en su centro dirigente. La Revolución China estaba
en curso y tampoco se haría esperar. Los próximos años mostrarían la intensidad
de dicho enfrentamiento.
Para el conjunto del conflicto de 1939-1945, tanto
en Europa como en Asia, las cifras de pérdidas humanas son impresionante, las
mayores que una guerra haya producido en toda la historia. En total se calculan
55 millones, 25 millones de cuales era militares y el resto civiles, sin contar
5 millones de judíos asesinado en el Holocausto ocasionado por los Nazis. Pero
esto es sólo una estimación aproximada , las destrucciones de registros civiles
por bombardeos aéreos, la confusión provocada por los traslados de población
–que imposibilita distinguir entre fallecido y desaparecidos- y la pérdida de
parte de la documentación han impedido un mayor acercamiento a la cifra real de
los muertos.
Alemania
|
8.000.000
|
Checoslovaquia
|
6.700
|
China
|
2.000.000
|
EE.UU
|
405.399
|
Francia
|
600.000
|
Inglaterra
|
300.000
|
Japón
|
2.000.000
|
Polonia
|
6.000.000
|
URSS
|
22.000.000
|
Yugoslavia
|
1.500.000
|
A pesar de su falta de precisión, estas cifras
aproximadas proporcionan una idea de la sangría demográfica que significó la
Segunda Guerra Mundial, con un descenso poblacional casi cuatro veces mayor que
el ocasionado por la de 1914-1918. Esta diferencia se explica por la
considerable extensión del teatro de operaciones bélicas y por la implicación
directa de toda la población en la guerra como efecto de los bombardeos aéreos.
Todo ello agravado porque algunos países (Japón y la URSS principalmente) no
respetaban la Convención de Ginebra de 1864 sobre prisioneros de guerra, y por
las políticas racistas de exterminio sistemático llevadas a cabo por el Tercer
Reich.
A estas cifras se deben añadir 35 millones de
heridos y 3 millones de desaparecidos, así como las víctimas de la sub
alimentación que sufrían de enfermedades como la tuberculosis y el
raquitismo. Además, esa hecatombe demográfica tendría consecuencias a largo
plazo; en las pirámides de edades correspondientes países como la Unión
Soviética, Polonia, Yugoslavia y Alemania, se puede observar un desequilibrio
en los indicadores de edad y sexo, que representa un notable descenso de la
población activa que afectó de manera inmediata la reconstrucción de esos
países y años después impactaría sobre el comportamiento del índice de
natalidad.
Al final de la guerra se planteaba en Europa el
problema de las personas desplazadas a causa de las vicisitudes de la guerra.
En tanto que millones de hombres y mujeres vagaban de un punto a otro del
Continente, ex prisioneros de los campos de concentración nazis que trataban de
volver a sus respectivos países, ex colaboracionistas que esperaban escapar a
las represalias y los castigos y, sobre todo, millones de personas que
abandonaban los territorios anexionados por los vencedores. Unos 10 millones de
alemanes sin recursos expulsados de Polonia, de Checoslovaquia o de Hungría,
fueron transportados a una Alemania que había perdido 25% de su territorio,
mientras que cerca de dos millones de checos y eslovacos ocupaban los
territorios abandonados por los alemanes. En Austria apenas si fueron dejados
en sus hogares los descendientes de colonos alemanes.
En la región del Báltico, la suerte más cruel la
sufrieron los letones, estonios y lituanos, quienes, deportados a campos de
trabajo alemanes durante la guerra, al terminar ésta fueron llevados a Rusia al
tiempo que su territorio era ocupado por colonos rusos. Siglos de lentos procesos
demográficos fueron barridos en pocos meses; el mapa desplazamiento de
etnográfico de Europa central y oriental fijado desde la Edad Media fue
radicalmente remodelado.
Pérdidas materiales y
financieras: El
panorama de las destrucciones materiales era también desolador; numerosas
viviendas y otras construcciones fueron destruidas. Las comunicaciones
(puertos, ferrocarriles, puentes y viaductos) y las grandes ciudades sufrieron
los daños mayores. Alemania perdió 20% de sus viviendas y Gran Bretaña 9%, a
causa de los bombardeos que afectaron también numerosas fábricas. En Francia,
Italia y Alemania, aparte de ciertos sectores como el de la siderurgia, las
instalaciones industriales habían sufrido menores daños; en las naciones de
tradición industrial lo que impediría la recuperación sería la falta de
materias primas y recursos financieros.
Pero fue en la Europa oriental donde las
destrucciones alcanzaron mayor magnitud: en la Unión Soviética 17.000 ciudades
y 70.000 pueblos fueron arrasados y, en conjunto, este país perdió más de 20%
de su potencial industrial e incalculables daños en la agricultura y la
ganadería. Polonia quedó arruinada, casi no quedaba edificio en pie, había
perdido más de un tercio de su capacidad de producción y se encontraba al borde
de la hambruna. En Yugoslavia, pueblos y campos quedaron destruidos y el país
había perdido aproximadamente 38% de su capacidad productiva.
En el aspecto financiero, los gastos de guerra y
las muy pesadas exacciones monetarias impuestas por los alemanes en los países
ocupados, particularmente en Francia, agravaron el déficit presupuestario y
desencadenaron la inflación. Además, al finalizar la guerra apareció una gran
masa de billetes atesorados durante el conflicto, cuya puesta en circulación
constituyó otro factor inflacionario. Todo esto hacía inevitables las
devaluaciones de las monedas, sobre todo en los países menos desarrollados como
Hungría y Grecia.
Algunas consecuencias favorables. Sin embargo, la guerra tuvo
en algunos países, junto a efectos catastróficos, otras consecuencias de
carácter favorable. La Unión Soviética es el mejor ejemplo; aunque sufrió
pérdidas humanas y materiales en mayor medida que los demás países europeos, al
final pudo ampliar notablemente su territorio. Además, ante la invasión
alemana, el traslado de las fábricas soviéticas de la zona europea a las
regiones situadas al este de los montes Urales, sentó la primera piedra del
desarrollo industrial del Asia soviética. Asímismo, la ocupación militar y el
traslado de fábricas de Alemania y de otros países después de 1945,
significaron para la URSS una oportunidad única para establecer un control
político y económico sobre Europa oriental y sudoriental, mismo que constituyó
la base de su política hegemónica frente a Occidente. Otros países que salieron
fortalecidos económicamente de la guerra fueron Estados Unidos y los que
pudieron mantener su neutralidad, como Suecia, Suiza y los países de la Cornrnonwealth.
Efectos psicológicos y morales: Aparte de las destrucciones
materiales y los desplazamientos de población, la guerra trajo consigo la ruina
psicológica y moral, ocasionada por varios motivos: la utilización sistemática
de la tortura por la Gestapo, la dominación de dictaduras militares y
policíacas, la acentuación de los antagonismos de clases, la lucha enconada
entre colaboracionistas y miembros de la resistencia. Otro elemento negativo en
este sentido fue la creación de hábitos de violencia y pillaje que trastornaron
incluso el orden interno en países que antes se habían destacado por el respeto
a las leyes y a los derechos individuales.
Pero el extremo de la ruina moral y psicológica
estaba en los campos de exterminio nazis, descubiertos tras la derrota alemana
y la liberación de las naciones ocupadas. Se trataba de campos de concentración
donde se llevaban a cabo los increíbles programas de exterminio del régimen
nazi, “fábricas de la muerte” en las que se intentó la “solución final del
problema judío” y se eliminaba también a los opositores políticos del nazismo,
al tiempo que se ensayaban experimentos de esterilización y de eliminación de
personas con defectos físicos o retraso mental, con miras a alcanzar la “pureza
étnica” preconizada por las filosofías racistas alemanas.
Aparte de la terrible huella dejada en los supervivientes
de los campos de concentración, el conocimiento de aquellas atrocidades provocó
un verdadero trauma moral en la conciencia humana ante el hecho inexplicable e
injustificable de que una barbarie tal se hubiera podido desarrollar en el
mundo civilizado del siglo XX. Pero la humanidad todavía había de presenciar
azorada otra barbarie más cuando, en el mes de agosto siguiente, las bombas
atómicas estadounidenses convirtieron en un verdadero infierno las ciudades
japonesas de Hiroshima y Nagasaki, provocando en ambas la muerte instantánea de
cerca de 120 000 personas civiles y dejando una espantosa secuela de radiación
nuclear que continuaría cobrando víctimas mortales por muchos años más.
Diseño y organización de la paz: Conferencias y tratados de paz
Una vez terminada la guerra, se hizo necesario
ponerse de acuerdo para la forma en que se iba a reglamentar la paz entre
vencedores y vencidos, lo cual no resultaba tarea fácil en virtud de los
diferentes intereses de las naciones vencedoras y la desconfianza que existía
entre ellas, sobre todo por el beneficio que representaba para Estados Unidos
el poseer el secreto de la energía atómica y por la posición ventajosa de la
Unión Soviética en la Europa oriental. Así pues, fue necesario celebrar varias
reuniones para llegar a una decisión final sobre las condiciones de la nueva
paz mundial. Las principales fueron dos conferencias celebradas en Moscú y
París.
Conferencia de Moscú. A petición del gobierno
estadounidense interesado en abrir nuevamente las conversaciones, se realizó en
la capital soviética una nueva reunión en la que participaron ministros de
Asuntos Exteriores de las tres grandes potencias. La Conferencia de Moscú,
celebrada en diciembre de 1945, aunque no logró resolver los problemas
diplomáticos entre las naciones vencedoras, pudo fijar el procedimiento a
seguir para redactar los Tratados de Paz. De singular importancia fueron las
decisiones tomadas respecto a la situación del Lejano Oriente, ya que se acordó
la creación de gobiernos democráticos en Corea y se aprobó el establecimiento
de una nación unificada y un gobierno democrático en China, el cual puso fin a
la guerra civil que asolaba ese país. Al final, un asunto de gran trascendencia
fue la decisión de crear una “comisión para el control de la energía atómica”,
a cargo de la nueva organización internacional que habría de establecerse en
sustitución de la fracasada Sociedad de Naciones.
Conferencia de París. Otra importante reunión
internacional fue la Conferencia de París, celebrada en 1946 en la capital
francesa en dos ocasiones, una entre el 28 de abril y el 16 de mayo, y la otra,
del 15 de junio al 12 de julio, convocándose en esta última fecha la
Conferencia de Paz. Los ministros de Asuntos Exteriores de las cuatro potencias
después continuaron en la ciudad de Nueva York una última etapa de la
Conferencia, entre los meses de octubre y diciembre del mismo año, en la que
establecieron la fecha definitiva para la firma de los tratados de paz con
Italia, Finlandia y con los tres países balcánicos: Hungría, Bulgaria y
Rumania, que se llevó a cabo en París el 10 de febrero del año siguiente. El
tratado con Austria no se firmaría hasta 1955, después de diez años de
ocupación de las cuatro potencias vencedoras. Pero la solución del problema
alemán fue eludida y no se alcanzó ningún acuerdo y, si a ello se agrega el
hecho de que la URSS no firmó ningún tratado de paz con Japón, se puede llegar
a la conclusión de que la Segunda Guerra Mundial no tuvo un final diplomático.
Modificaciones territoriales: En Europa, el conjunto de
los países vencidos estaba constituido por Alemania, Italia, Finlandia,
Rumania, Hungría y Bulgaria, y en el Extremo Oriente por Japón y Siam
(Tailandia). Todas estas naciones quedaron ocupadas militarmente por los países
vencedores: Finlandia, Rumania, Hungría y Bulgaria por la Unión Soviética;
Italia, por los ejércitos angloamericanos; y Japón por Estados Unidos.
Las mayores modificaciones territoriales se dieron
en Europa y Alemania fue la más afectada por ellas: perdió alrededor de 100000
kilómetros cuadrados de la superficie que tenía en 1937 y el territorio
restante fue dividido en cuatro zonas de ocupación—soviética, estadounidense,
británica y francesa—, división también aplicada a la ciudad de Berlín. Además,
fueron anuladas todas las conquistas hitlerianas; Austria, Polonia y
Checoslovaquia, que habían dejado de existir a causa del Anschluss de 1938,
volvieron a constituirse como Estados nacionales. Austria sufrió la misma
suerte que Alemania y fue subdividida en cuatro zonas de ocupación.
En la Europa central y oriental los principales
cambios territoriales beneficiaron a la URSS y a Polonia. Este país restituyó a
la URSS los territorios conquistados en 1921 a expensas de Ucrania y
Bielorrusia, pero en compensación se anexó una parte de la Prusia Oriental, la
Pomerania y la Silesia, tomadas a Alemania; de esta forma Polonia llegaba a
tener una importante salida al mar y un territorio más homogéneo. La Unión
Soviética, aparte de recuperar los territorios del este de Polonia, recuperó
los países bálticos que Alemania había conquistado en su avance hacia Rusia, y
se anexionó también la región alemana de Koenigsberg.
Italia tuvo que ceder varios territorios del
continente europeo en favor de Grecia y de Francia, además de perder sus
colonias en el norte de África. Rumania restituyó la Besarabia a la URSS y en
cambio recuperó la Transilvania que había pasado a Hungría. Bulgaria perdió su
salida al mar en beneficio de Grecia, en tanto que Checoslovaquia cedió a la
URSS la región de la Rutenia.
Es importante destacar el hecho de Europa había
quedado dividida no solamente por motivo de la desintegración de Alemania, sino
porque al avanzar los ejércitos soviéticos sobre las fuerzas militares del Eje
fueron ocupando los territorios de Europa oriental. La Unión Soviética se vio
entonces muy favorecida con la ventaja de que al ser derrotados los gobiernos
nazi-fascistas, los pueblos de Europa oriental que habían estado dominados por
éstos se inclinaron por el socialismo, lo cual resultó claramente favorable
para el expansionismo soviético que progresivamente convirtió esos países en
satélites suyos.
Respecto al Lejano Oriente, la Conferencia de Yalta
había previsto que Japón perdería todas sus posesiones. Pero los cambios
territoriales y políticos dependieron de la cambiante situación en las últimas
semanas de la guerra. El territorio de Manchuria —conquistado por Japón en 1931
y convertido en el Estado títere de Manchukuo bajo dominio japonés— fue ocupado
por las tropas soviéticas, al tiempo que era reintegrado a China; pero se
convirtió en un enclave de lucha entre comunistas y nacionalistas chinos.
Corea, anexionada por Japón en 1910, quedó dividida en dos Estados: uno al
norte del paralelo 38, ocupado por los soviéticos, y el otro al sur, ocupado
por los estadounidenses. La URSS se anexó el sur de las islas Sajalín y las
Kuriles, al norte de Japón. Estados Unidos, además de asegurarse los
archipiélagos japoneses de las islas Marianas, Carolina y Marshall,
ocuparonJapón y rehusaron compartir su autoridad sobre el territorio japonés
con los otros Aliados.
China recibió Formosa (Taiwan), pero la derrota de
Japón reanimó la guerra civil entre los comunistas dirigidos por Mao Zedong
(Mao Tse-tung) y el gobierno de Chiang Kai-chek. En el Sudeste asiático,
británicos, franceses y holandeses recuperaron sus colonias. Pero en 1945, Ho
Chi Minh, líder comunista vietnamita, y Achmed Sukarno, dirigente del
movimiento nacionalista de Indonesia, proclamaron la independencia en sus
respectivos países, mientras que en la India avanzaba el proceso de
emancipación hasta alcanzarla en 1947.
En el Medio Oriente, Etiopía recobró su
independencia y le fue entregado el territorio de Eritrea, lo que le daba
acceso directo al mar Rojo. Somalia y Libia, provisionalmente ocupadas por los
ingleses, deberían obtener la independencia en poco tiempo. El retorno de la
paz en la región estuvo marcado por el despertar del panarabismo, expresado en
la creación de la Liga Árabe en marzo de 1945, y el inicio de la
descolonización en los territorios bajo mandato británico y francés. Líbano y
Siria alcanzaron su independencia en 1944 y 1946, respectivamente. Pero en Palestina,
el problema se complicó con la creación del Estado de Israel en 1948, con el
acuerdo de las grandes potencias y el patronazgo de la Organización de las
Naciones Unidas.
Creación de organismos
supranacionales
Organización de las Naciones Unidas (ONU)
La idea de establecer un sistema de seguridad
colectiva más eficaz que la Sociedad de Naciones surgió durante la guerra. En
el documento establecido por Churchill y Roosevelt bajo el nombre de Carta del
Atlántico, se preveía la “institución de un sistema de seguridad general
establecido sobre bases más amplias”. No se trataba de resucitar simplemente la
Sociedad de Naciones, cuyo fracaso era evidente, además de que la URSS,
expulsada de ese organismo en diciembre de 1939, se oponía enérgicamente a su restitución.
La idea que prevaleció fue la de crear una institución totalmente nueva y la
iniciativa emanaba mucho más de Estados Unidos que de la Gran Bretaña o de la
Unión Soviética.
En la Conferencia de Yalta, Churchill, Roosevelt y
Stalin se pusieron de acuerdo sobre el proyecto definitivo al que, después de
largas controversias, se asoció Francia. Contrariamente a la Sociedad de
Naciones, que había estado ligada a los tratados de paz de 1919, la nueva
organización debía nacer de una conferencia internacional y de ninguna manera
podía estar asociada a un reglamento de guerra.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue
definitivamente fundada el 25 de junio de 1945, en laConferencia de San
Francisco. Los miembros originales fueron los 51 países firmantes de
la Carta de fundación, con predominio de los Estados del continente americano
(veintidós) y los europeos (quince), además de ocho asiáticos, cuatro africanos
y dos de Oceanía. Los vencidos fueron por el momento excluidos, como ocurrió en
1919, al establecerse la Sociedad de Naciones.
En la Carta se enunciaban los Propósitos y
los Principios de la ONU.
Los Propósitos eran
cuatro:
1. a) Mantener la paz y la
seguridad internacionales;
2. b) Fomentar relaciones de
amistad entre las naciones;
3. c) Realizar la cooperación
internacional en la solución de problemas internacionales de carácter
económico, social, cultural y humanitario, y en el desarrollo y estímulo del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales;
4. d) Servir de centro
armonizador de los esfuerzos de las naciones para alcanzar estos propósitos
comunes.
Los Principios, más
numerosos, precisaban lo siguiente:
1. La organización se basaba en la
igualdad soberana de todos sus miembros.
2. Todos los miembros cumplirían las
obligaciones contraídas de conformidad con la Carta.
3. Los miembros arreglarían sus
controversias internacionales por medios pacíficos y sin poner en peligro la
paz, la seguridad o la justicia.
4. Los miembros, en sus relaciones
internacionales, se abstendrían de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza
contra otros Estados.
5. Los miembros prestarían a las
Naciones Unidas toda la clase de ayuda en cualquier acción ejercida de
conformidad con la Carta, y no ayudarían a Estado ninguno contra el cual la
Organización estuviera ejecutando acción preventiva o coercitiva.
6. Ninguna disposición de la Carta
autorizaría a la ONU a intervenir en los asuntos que son jurisdicción interna
de los Estados.
7. Las Naciones Unidas harían que
los Estados que no fueran miembros de la organización, se condujeran de
acuerdo con estos principios en la medida que fuera necesaria para mantener la
paz y la seguridad internacionales.
LA ESTRUCTURA DE LA ONU INCLUÍA LOS SIGUIENTES ÓRGANOS:
El Consejo de Seguridad, órgano
principal y con mayor poder de decisión de toda la institución, cuya función
primordial es el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
Determina los actos de agresión y amenazas contra la paz que exigen medidas de
carácter coercitivo para los miembros de la Organización que los hayan
cometido, por lo que puede obligar al cumplimiento de sus resoluciones mediante
el empleo de fuerzas armadas formadas por tropas de los Estados miembros de la
ONU. A este Consejo le fue encargada la Comisión de Energía
Atómica, cuyo propósito es evitar que la energía nuclear vuelva a ser
utilizada en contra de la vida humana.
La Asamblea General, integrada por representantes
de todas los Estados miembros, que se reúne una vez al año, aunque puede ser
convocada en sesión extraordinaria. Cada Estado miembro tiene cinco
representantes, pero solamente un voto, no existiendo el derecho de veto. Esta
Asamblea puede tratar cualquier asunto relacionado con el campo de acción de la
ONU o de cualquiera de sus organismos internos. Goza de amplias competencias:
elección de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, admisión de
nuevos miembros, nombramiento del secretario general a propuesta del mismo
Consejo. Pero la Asamblea General sólo puede emitir “recomendaciones” que deben
ser adoptadas por el voto de la mayoría de los dos tercios de los miembros
presentes y votantes.
ACTIVIDADES
1) Cuáles
fueron las características generales de la Segunda Guerra Mundial
2) Qué
relación puede existir entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra
Mundial
3) Explique
por qué el enfrentamiento ideológico es considerado como una causa de la guerra
4) Cuál
era la visión que tenía Francia, Inglaterra y EEUU, de Alemania luego de la
Primera Guerra Mundial
5) Explique
los hechos que sucedían con Japón en Oriente antes de la guerra con EEUU
6) Resuma
cuales fueron las causas de la Segunda Guerra Mundial
7) Explique
por qué se firma el pacto de no agresión entre Alemania y Rusia
8) Explique
qué problemas presentó para para Italia la invasión de Albania
9) Que
era la BLITZKRIEG, como se llevó a
cabo y cuál fue su efecto
10) Basándose
en el texto, construya una línea de tiempo de la Guerra
11) Quienes
eran Winston Churchill, Pétain, Rommel, Montgomery y el África Korps
12) Explique
por qué se firmó el “Tratado de no Agresión” entre Rusia Y Alemania. Exprese
una opinión
13) Explique
cómo comenzó la guerra en el pacífico
14) Que
temas se trataron en las conferencias de Yalta y Potsdam
15) Cuáles
fueron los cambios territoriales ocurridos luego de la guerra
16) Explique
que se acordó en las conferencias de París y Moscú
17) Nombre
y explique las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial
18) Qué
era la ONU y cuáles eran sus objetivos ( resuma)
19) Realice
una conclusión respecto a los acontecimientos de la guerra